30Abril: FIONIA:
Una
isla situada entre Jutlandia y Selandia, unidas a ambas por sendos
puentes.
Odense es su mayor ciudad, nombre que procedía del dios vikingo de la guerra: Odín, esto ya nos indica que estamos en la parte más antigua de Dinamarca.
En ella nació Hans Christian Andersen, el de "la sirenita", "el patito feo", "el soldado de plomo"...
Odense es su mayor ciudad, nombre que procedía del dios vikingo de la guerra: Odín, esto ya nos indica que estamos en la parte más antigua de Dinamarca.
En ella nació Hans Christian Andersen, el de "la sirenita", "el patito feo", "el soldado de plomo"...
Por
su interior lo que encontramos fue, sobre todo, naturaleza, campos infinitamente verdes, atravesados por ondulantes y estrechas carreteras
rurales, cultivos, de hecho a esta isla se la califica como “El jardín de
Dinamarca”. Escasas poblaciones, las mayores se localizaban en la línea costera (salvo Odense), entre ellas Svendorg,
o Faaborg con sus casas de colores… En su extremo SE un corto puente
la unía a otra isla de pequeño tamaño: Tasinje en la que destacaba el pueblo de
Troense y el castillo-mansión de Valdemar.
Aunque el castillo más espectacular se situaba en el interior, al sur de Odense y era Egeskov, sobre un lago.
Aunque el castillo más espectacular se situaba en el interior, al sur de Odense y era Egeskov, sobre un lago.
Así que, con
esas perspectivas, atravesamos el puente de 18 kilómetros, que unía Selandia con Fionia. Una obra
magnífica de ingeniería, valiéndose de unos islotes intermedios.
PEAJE-240DKK-32€
La
primera localidad “fionesa” que nos encontramos al salir del puente fue NYBORG.
Aparcamos en el parking de un super cercano a su centro y paseamos por su calle principal peatonal
Desembocamos en la plaza donde se ubicaba el
ayuntamiento. Allí también estaba el lago y el canal, en el que se
reflejaban las pintorescas casas
Sobre
una loma vecina vimos EL CASTILLO que estaba en proceso de restauración, con una solitaria y circular torre de defensa.
Vuelta
al coche seguimos dirección sur, paralelos a la costa.
A
un par de km encontramos uno de los típicos MOLINOS DANESES: DANKS MOLLEDAG.
En
breve llagamos a la localidad de SVENDBORG
Aparcamos en su puerto, gris, con
un ancho paseo marítimo.
Desde él ascendimos al centro. Se podía hacer por unas calles
empinadas o por una escalinata.
La plaza Torvet era su corazón, con la iglesia principal. Sobre ella quedaba un
parque y al frente la calle peatonal, con atractivos comercios y la iglesia san Nicolás.
Desde ésta volvimos a descender hacia el puerto.
Cruzamos el corto puente que desde esta localidad unía Fionia a la islita de TASINJE.
Tasinje
era una isla pequeña, presumida.
A 10min del puente estaba TROENSE. Paseamos
por sus dos calles con casas de postal.
Pasado
el pueblo a 1km fuimos al CASTILLO DE VALDEMAR
Fue mandado
construir por el Rey Christian IV en 1639 para su hijo Valdemar Christian que no
lo disfrutó pues murió en una batalla en
Polonia. En 1678 fue regalado al Almirante Niels Juel, en agradecimiento por
derrotar a los suecos en la Batalla de la Bahía de Køge un año antes.
Actualmente sus herederos son los propietarios. Una de sus numerosas
habitaciones está reservada a la Reina Margarita. 21 de ellas son visitables, y
también alberga un museo de juguetes, otro naval y una colección de trofeos de
caza.
Por
la fantástica carreterita de salida vimos numerosos FAISANES.
Luego seguimos
circulando por esta islita rural, de pequeños pueblos como Lunby-Breningne con
su iglesia que contenía tres barcos del XVII a una escala de unos 75cm,
colgados del techo. (Otro de los clásicos daneses. En varias iglesias vimos
esos barcos colgados). Uno de ellos era la reproducción del que empleó el almirante
Niels Juel.
Finalmente volvimos a salir por ese puente.
Siguiente
meta, a 30km por esas carreteritas rurales: FAABORG, una
localidad costera al sur de Fionia, con sólo una decena de calles y su plaza. Con sus coloridas casas.
Aparcamos
frente el puerto Sundet. Alli teníamos un monumento
alegórico de un barco vikingo.
Luego nos adentramos en las preciosas calles: Torvegade, Vestergade, Ostergade… Algunas de esas casas se remontaban al XVIII, una reconvertida en casa-museo.
Luego nos adentramos en las preciosas calles: Torvegade, Vestergade, Ostergade… Algunas de esas casas se remontaban al XVIII, una reconvertida en casa-museo.
En
la plaza central había distintos restaurantes y la escultura de un personaje en pelotas tomando la leche de la ubre de una vaca (¿¿¿¿¿). Reflejaba el mito escandinavo
de la creación y la fertilidad.
La
Torre del Reloj y la iglesia amarillo huevo completaron el paseo.
Vuelta
al coche hacia el interior, a 20km, EL CASTILLO EGESKOV, ubicado
sobre en un lago, en un recinto reconvertido en un parque temático. 190DKK pp.
Además
del castillo había diversas actividades, un canopy, restaurantes, terrazas, mesas para picnis, y en los edificios aledaños se había instalado un museo
de coches antiguos, otro de motos, carrozas, otro dedicado a las emergencias
(bomberos, ambulancias…), otro a trajes antiguos, y, por último, los soberbios
y cuidadísimos JARDINES que rodeaban al castillo: el jardín inglés, el
renacentista, el de las dalias… todo incluido en la entrada.
Su interior con diversos salones, cámaras,, alcobas...
Hasta la buhardilla donde se encontraba EGESKOV WOODEN BOY, “El muchacho de madera de Egeskov”. La estatua de un niño de unos 70cm, en madera, enteramente blanco, que estaba en otro lugar pero lo dejaron en ese desván y a alguien se le ocurrió colocarlo bajo las vigas y tumbarlo sobre un cojin. ¡Tan desvalido, tan solito!... La leyenda cuenta que cuando despierte el castillo se derrumbará.
Pssssss.
Hasta la buhardilla donde se encontraba EGESKOV WOODEN BOY, “El muchacho de madera de Egeskov”. La estatua de un niño de unos 70cm, en madera, enteramente blanco, que estaba en otro lugar pero lo dejaron en ese desván y a alguien se le ocurrió colocarlo bajo las vigas y tumbarlo sobre un cojin. ¡Tan desvalido, tan solito!... La leyenda cuenta que cuando despierte el castillo se derrumbará.
Pssssss.
"Ciudad de Odin", patria chica de Hans Christian Andersen .
La avenida Torvegade delimitaba a un lado el barrio antiguo donde se hallaba la casa natal de este escritor y su museo, y al otro el centro, de reducidas dimensiones
ALOJAMIENTO:
Q-STAY, C/Palnatokesvej 9, a 15min a
pie del centro.
Una casa de 2 plantas. Abajo la cocina y tres cuartos con baño.
Nos ofrecieron una en el piso superior, abuhardillada. Simple. Baño al
lado. 60€ hab
doble.
La VIDA DE ANDERSEN (1805-1875) ¡ya es como uno de sus cuentos!:
Huérfano de padre, su madre era una lavandera que apenas llegaba a costear los gastos, entre ellos las botellas de aguardiente con las que enmascaraba su penosa vida. Así que el pequeño Hans hubo de abandonar la escuela y ponerse a trabajar.
Huérfano de padre, su madre era una lavandera que apenas llegaba a costear los gastos, entre ellos las botellas de aguardiente con las que enmascaraba su penosa vida. Así que el pequeño Hans hubo de abandonar la escuela y ponerse a trabajar.
Enseguida dio muestras de su creatividad e inventiva en el dibujo, en el canto
y en narrar historias.
Su abuela paterna creyó en él y le sufragó los gastos
para ir a Copenhague. Tenía 14 años. Intentó trabajar en el teatro real con
resultado infructuoso, les envió dos obras, y lo mismo: fueron rechazadas, principalmente
por su pésima ortografía. Pero esa fuerza creativa fue valorada muy
positivamente por el director que lo apadrinó, le envió a la escuela de
Slagelse y acogió en su casa.
Hans le pagaba esa generosidad y hospitalidad
inventando historias. Y, como en los cuentos, se enamoró. Y lo hizo de la hija
de quien le había acogido: Louise. Y lo mantuvo en secreto para no ser desleal
a su protector. En ese amor imposible se basó para escribir la
sirenita. Así dejaría constancia más
tarde en su autobiografía. Confesando que tuvo tres amores imposibles: otro fue
con la cantante de ópera Jenny Lind, una mujer que estaba casada.
Comenzó
a publicar y ganar celebridad, no sólo cuentos, también novela, poesía, teatro.
Y esta fue la segunda de sus grandes frustraciones: no ser considerado autor
para adultos y principalmente ser reconocido por esos cuentos ¡que tampoco eran
exactamente para niños!: “El patito feo”, “Las habichuelas mágicas”, “La
sirenita” “El Soldadito de Plomo”…
Su
tumba se puede visitar en el cementerio de Copenhague.
Desde
el hotel por la C/OVERGADE que era una de las principales en 15min a pie llegamos al centro.
Eran las 20h. Odense estaba vacío.
Paseamos por EL BARRIO
ANTIGUO, pequeño, cuatro calles peatonales, de casas bajas, una de ellas
era LA CASA DONDE NACIÓ
HANS CHRISTIAN ANDERSEN.
En realidad era la casa de su abuela, que los Andersen
compartían con otras dos familias
Aquí vivió sus dos primeros años de vida. Era
el barrio más pobre.
EL UNIVERSO DE ESTE AUTOR SE COMPONÍA DE
ESA CASA DE NACIMIENTO, LA CASA DE SU INFANCIA Y EL MUSEO que ofrecía una
muy completa retrospectiva sobre su vida y obra, con cartas, fotos, ediciones
de sus libros… En verano se representaban sus cuentos.
Todo
esto ubicado en este barrio antiguo reconstruido, peatonal, de bonitas casas.
A continuación cruzamos la calle-plaza Torvegade. En
ella LA IGLESIA DE SAN ALBANO.
A su otra orilla
teníamos el núcleo central de Odense.
En una también pequeña área quedaba la Plaza del Ayuntamiento (Rådhuspladsen), a orillas del
CANALIZADO RIO, con la CATEDRAL
de San Canuto (Sankt Knuds Kirke), y
dos estatuas: “Oceanía” representada en una mujer, y la del omnipresente Hans Christian
Anderesen.
La CALLE VESTERGADE, continuación de
Overgade, era la principal, comercial, con numerosos locales, terrazas,
restaurantes.
Ascendimos por
una perpendicular, Jernbanegade. En ella nos recomendaron el
restaurante MALET afamado por su variedad de snitzchels.
Al final de esta
calle se ubicaba el PARQUE DE
LOS REYES. Allí el
museo de arte, el TEATRO Y EL PALACIO (Odense Slot), modesto, alzado por
el Rey Federico IV en el XVIII como residencia ocasional. No estaba abierto al
público y albergaba las oficinas del Ayuntamiento.
Enfrente, tras cruzar un amplio bulevar, estaba la estación de tren.
A partir de
ahí Odense se desparramaba en anodinos barrios residenciales.
Palacio de Odense en el parque de los reyes |
A continuación atravesamos el PUENTE FIONIA-JUTLANDIA (en este no había peaje. No era tan largo)
y pasamos a JUTLANDIA
Al regreso, por cambiar de ruta, en vez de ir por la autipista lo hicimos por las carreteritas rurales de la esquina SO, con Assens como pueblo más destacado, marinero.
Era una zona de escasas poblaciones, casas y granjas dispersas, extensos prados y cultivos de avena y colza.
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