¡Malas
noticias!
Habíamos encargado a la agencia de Tsua el billete de tren de vuelta a Pekín y nos encontramos con que ¡NO NOS PUDIERON SACAR BILLETES TREN!
¡Y LO DIJERON A ULTIMA HORA!
Ahora: ¡¿CÓMO SALDRÍAMOS DE TIBET?!
¿Hacíamos
lo mismo que en Beijing a la llegada: ir directamente a la estación de tren y probar in situ sacar los billetes?... ¿Uf, ¡y otras 43h de viaje!?
Además, supuestamente eso era lo que habrían hecho ellos.
Fui
a un cibercafé y entré en buscadores de vuelos:
Lhasa-Beijing
de 400€ para arriba.
Lhasa-Katmandú ídem.
Katmandú-Dheli
58€ Dheli-BCN-500€
Nos fuimos a las oficinas de Air China.
¡NO HABÍA BILLETES!
Siguiente opción: ir a una AGENCIA que habíamos visto cerca del Potala.
Nos
atendió una simpática gerente. Le explicamos que teníamos que estar
en Pekin fecha limite el 27.
Nos
respondió que lo gestionaría y nos citó para las 15h.
Le dejamos los pasaportes y además una señal de 500Y.
Le dejamos los pasaportes y además una señal de 500Y.
Comimos
en Banak Shol y a 15h regresamos.
¡Seguían las malas noticias!: ¡Para
el 25 no había plazas!...
¡Ahora
sí que el asunto se nos ponía serio!...
¡Pero
sí para el 26!...
¡Soltamos todo el aire! ¡Ya podía haber empezado por ahí!
Todavía
hubimos de aguardar 1h para que tramitara esos billetes.
En ese intervalo
fuimos al banco.
Coste del billete: 2950Y-328€
Lo celebramos en la cueva-casa de té sita en las inmediaciones del chorten
occidental. Excavada en la colina del Potala. Frecuentada por los peregrinos.
el último día, a 20,30h quedamos en RESTAURANTE
SNOWLAND con Tsua y Dundrup, su jefe, para convidarles. Acudieron con sus esposas.
A pesar de que no nos consiguieron el permiso para el Kailash ni el billete para salir, fueron de lo más atentos y el viaje con ellos fue fantástico.
Se disculparon por lo del tren, que ellos hicieron todo
lo posible, pero que eran una agencia pequeña, tibetana…
Después de cenar nos llevaron a un local de
fiestas tibetano
¡QUÉ MEJOR DESPEDIDA DEL TIBET!
En una amplia
sala se distribuían los corrillos de mesas bajas, taburetes y sofás.
Todos los que allí había eran tibetanos.
En un escenario central se representaban danzas tradicionales. El telón de fondo era la imagen del Potala.
Lo
entendí más que como espectáculo, como su manera de preservar sus tradiciones y que no se perdieran.
Bailes, folklore, con sus trajes tradicionales. Uno detrás de otro.
Los
parroquianos también subían a ese escenario a bailar espontáneamente.
O
para colocar khatas al elenco que actuaba.
A las 4h de la madrugada nos retiramos.
Taxi a hotel 20Y.
25Agosto:
Apurando el último dia. Despedida del
Barkhor, del Potala, del Johkang…
aeropuerto de Lhasa |
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