MIERCOLES 7 DIC: LOS DASANECHS:
COMO LLEGAR A LOS
DASANECHS:
Ocupan una extensa zona al sur de Etiopia, en
la orilla del rio Omo y hasta el lago Turkana (frontera con Kenia). Una
basta, árida y muy calurosa sabana.
Acceder a ellos, primero
hay que llegar a la localidad de Turmi, y de aquí por una pista mala 70km hasta
OMORATE, una aislada localidad, sorprendentemente de un tamaño medio,
a orillas del rio Omo
Ese río Omo se cruza en una
piragua tradicional, y a la otra orilla tenemos los poblados.
Muy cerca estaba LA FRONTERA CON KENIA. Por eso, una vez en
Omorate, hubimos de pasar por las oficinas sitas en su cuartel y registrarnos. (Quieren tener fichados a quien transite por allí porque por esa frontera pasan muy diversas mercancías...)
En el trayecto hasta Omorate pasamos el desvio que en 50km por una muy mala
pista conducía al norte DEL LAGO TURKANA (Kenia)
Tal es la cercanía a ese
lago Turkana que los orígenes de los DASANECH están en él.
Desde ese lago se
vieron obligados a emigrar en el XVIII debido a las guerras de los turkana.
Originariamente nómadas,
pastores, las fértiles orillas del Omo les asentaron y ofrecieron mas
diversificación: agricultura, pesca
Las mujeres visten una larga falda que era una tela enrollada, iban descalzas o con unas sandalias, el torso desnudo, les gustaban los grandes collares con vistosas cuentas de colores y, lo mejor, sus tocados, de lo más originales y creativos, usando hojas, plumas, conchas… ¡hasta chapas! Y sus preferidas eran las amarillas.
Y muchas portan sobre sus
cabezas en un equilibrio perfecto el taburetito de madera que les servía tanto
de asiento ¡como de almohada!
Ellos igualmente iban
ataviados con faldita, pero mas corta, hasta medio muslo. Camisetas o torso
también desnudo.
Sus cuerpos fibrados, sus andares eran altivos.
Partimos desde Turmi.
En su rotonda había una
señalización hacia Omorate, así que fue fácil dar con la dirección.
La pista era mala. Menos un buen
tramo asfaltado, de construcción reciente, Samson nos explicó que se debía a las prospecciones de gas. ¡Para facilitar el acceso a los técnicos y al transporte de ese gas. No era pensando en beneficio de esas tribus!...
Vimos numerosos TERMITEROS, finos
y muy altos. También nos cruzamos con pastores dasaneh y sus amplios rebaños, de cebús, vacas y cabras.
Pasamos el DESVIO AL TURKANA, Mas adelante, a un lado vimos los largos canales de irrigación, vestigios de un rimbombante plan agrícola con ayuda norcoreana que quedó en nada.
Fuimos a LA OFICINA A REGISTRARNOS. En el cuartel.
HUBIMOS DE PRESENTAR EL
PASAPORTE.
De aquí hasta las orillas del rio. Allí abonamos:
Entrada al poblado-150birr
pp+barca 150Birr pp+400Birr guía-Total-10€pp
la entrada |
En su lengua: Hola-Comidap;
gracias-wacañoro, como te llamas? Menkuate?
CRUZAMOS EL RÍO EN UNA PIRAGUA
TRADICIONAL, vaciada de un tronco, de fondo plano, manejada por un hombre en
pie con una larga pértiga. Sentados en su suelo, uno detrás de
otro, encajados.
El Omo era ancho, de un agua color
marrón, de la que ellos bebían, lavaban, se bañaban.
A la otra orilla ya nos aparecieron
esos dasanesh, con sus atuendos llamativos, torsos desnudos, vistosos collares y tocados.
Caminamos unos 300m hasta el poblado, por una sabana plana, desolada, sin una
sombra.
Ese camino lo hicimos con Irla,
una dasanech de 13 años, con su andar lánguido, sinuoso, de modelo. Alta y
espigada.
En mitad de esa planicie, en
plena solanera, se ubicaba esa aldea de una treintena de viviendas distintas a las hasta ahora vistas en los mursi, los konso o los dorzes.
Estas eran redondeadas, a modo de burbuja, con un esqueleto de ramas y recubiertas de
cuero, hojas, telas o planchas de latón.
Ese poblado estaba enteramente
vallado por una empalizada de ramas secas.
Varios de sus habitantes se
hallaban encaramados a su techo, a modo de vigías. También por allí había uno
fusta en mano que ponía orden cuando los críos se desmadraban, sobre todo las
adolescentes que le retaban y se reian de él.
Allá había unas 200 personas.
Las mujeres molían el mijo, o el
sorgo, o el maíz sobre una piedra, usando como
mejor rallador… ¡su sandalia!
Vivían en esas chozas, donde por única comodidad extendían esteras sobre
el suelo. Sin luz, y el agua la del Omo.
Regresamos por mismo camino, tomamos la piragua, y a la otra orilla del rio tomamos unas cocas-0,8€
Nos despedimos de David. Y partimos a Turmi.
De nuevo en Turmi fuimos al CAMPING
TOURIST CAMP, a las afueras, en un lugar fresco, umbrío, a orillas de un
riachuelo, remanso de paz. Tomamos unas cervezas.
Alli hablamos con una chica
australiana que llevaba dos años con los hamer, aprendiendo su lengua y
enseñándoles ingles, contándonos lo duro que había sido ganarse su
confianza.
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