LOS SUITIS
ALSUNGA, la ciudad principal de la ETNIA SUITI, con sus propias costumbres, vestimenta, dialecto, bandera, tradiciones, folklore, cantos (polifonía con nota pedal, califican los entendidos. Sólo cantan mujeres)
Son católicos. Porque un rey se enamoró de una
doncella polaca y para que se aprobara su matrimonio se convirtió, y con él a
sus súbditos. Esto les supuso su aislamiento entre luteranos durante siglos,
una situación adversa que, a cambio, les protegió sus costumbres
Paseamos por esta pequeña localidad.
En su
plaza sita a la entrada un centro de información y una tienda objetos suiti que
estaba cerrada
El castillo livornio sin mayor atractivo. La
iglesia. El museo suiti (cerrado)
El SPELMANU KROGS un restaurante tradicional
donde se realizaban espectáculos de esos cantos, más era una cafetería-terraza
Tomamos pasteles suitis de un puesto
ambulante: SKALANDRAUSI, unas tartaletas de zanahoria y patata y unas bolas con
dulce de leche
A 10km LA PLAYA JURKALNE, con sus ACANTILADOS DE ARENA BLANCA
En su parking, una amplia explanada, era un
CENTRO DE CEREMONIAS SUITI, con singulares construcciones, en consonancia con
la naturaleza.
Allí había situadas: una gran cruz con Cristo
junto a símbolos paganos como círculos hechos con piedras, atados de cristales
y piedras, palos entrecruzados…
Un paseo de 500m por el bosque nos llevó hasta
el borde del acantilado de arena. Con un mirador en forma de la proa de un
barco y un letrero a lo Hollywood: JURKALNE
Por la empinada escalera de madera descendimos a la playa. Larga, de arena blanca y fina. ¡Pero no cubría! Además, con unas medusas ¿inofensivas? Los niños las cogían y jugaban con ellas como si nada.
El lugar era tan bonito que decidimos
pernoctar aquí.
Al norte de LIEPAJA se ubicaba Karosta, con trincheras, bunkers, un gran complejo naval; la antigua prisión que era posible visitar ¡y dormir en ella!; la iglesia ortodoxa
Cruzado el canal se extendía la ciudad en sí, grande, escampada. Mezcla de casas viejas con nuevas. Pasamos ante su ostentosa iglesia grisácea, el centro conciertos ultramoderno, el Museo de historia y el de la ocupación. Un mercado tipo rastro.
Lo mejor:
LA PLAYA DE LIEPAJA, grande, concurrida. Y de nuevo lo de que no cubría
y las medusas ¿inofensivas?
Ya ALCANZAMOS LA FRONTERA CON LITUANIA, carretera despejada, largas
rectas, desvíos a otros puntos playeros
FRONTERA
LETONIA-LITUANIA. A diferencia con la de Estonia-Letonia que ni
nos percatamos, aquí sí nos encontramos un gran edificio, gran bandera, y sin
detenernos continuamos.
NINGÚN TRÁMITE
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