lunes, 29 de septiembre de 2014

HEBRÓN

Hebrón 
Una de las ciudades más antiguas del mundo. 
En la Biblia se la menciona como Kiryat Arba-“la ciudad de las cuatro”, (por sus cuatro colinas)

Lugar emblemático para judíos, árabes y cristianos pues fue donde Abraham adquirió la cueva de Machpelah para dar sepultura a su mujer Sara y familia.
Pero no sólo se enterró a Sara, también el mismo Abraham, y sus descendientes: Isaac, Jacob y sus esposas Rebeca y Lea.

Aquí se encuentra la tumba de los Patriarcas: Abraham, Isaac, Jacob, y sus esposas: Sara, Rebeca.

Aquí el conflicto palestino-israelí está a flor de piel, los asentamientos judíos se ubican dentro de la misma ciudad, y esto hace que el día a día sea una olla a presión.
tumba de Abraham
La cueva pasó por distintas etapas: fue sellada por Herodes el Grande, fue iglesia bizantina, mezquita en tiempos de Omar, templo cruzado, de nuevo mezquita con Saladino.

Hoy es mitad mezquita mitad sinagoga, pues ambas comunidades reivindican su posesión. 

Los israelitas se apoyan en que, como descendientes de Abraham, tanto la tumba de los patriarcas como Hebrón les pertenecen. 
Los palestinos tanto de lo mismo, pues Abraham, o Ibrahim, también es un pilar básico de su fe.


Con la creación del estado de Israel en 1947 Hebrón quedó en Cisjordania. 
Tras la guerra de los 6 días en el 1967 Israel se hizo con más porciones de territorio. En el caso de Hebrón el rabino Moshe Levinger en 1968, resguardado por el ejército, estableció la colonia de Kiryat Arba que hoy cuenta con 7000hab, la colonia más grande en Cisjordania.
Desde esta, esos colonos fueron desplazándose hacia el centro de la localidad. Actitud reprobada por los organismos internacionales.
los impactos de las balas
El hecho más dramático acaeció en 1994 cuando Baruch Goldstein, un colono de Kiryat Arba, médico, de origen neoyorkino, irrumpió en la mezquita de los Patriarcas y disparó indiscriminadamente a cuantos allí estaban con sus plegarias del Ramadán. 
29 personas murieron, 150 heridos.
Goldstein fue reducido y ejecutado a golpes. Su tumba está en el cementerio judío de Kiryat Arba.

A pesar de esta barbarie, o del traspaso de poderes a la autoridad palestina acorde a los acuerdos de Oslo, los asentamientos continuaron. 
Ante esa situación, en 1997 se firmó el acuerdo de Hebrón otorgándosele un status específico y dividiéndola en dos áreas: H1 y H2
-La H1 bajo jurisdicción palestina ocupa el 80% pero queda fuera de ella el centro histórico y la Mezquita de los Patriarcas
-La H2 controlada por Israel ocupa el centro histórico donde también viven 50000 palestinos junto a 700 colonos judíos que están resguardados por una fuerte presencia militar y así se ve en las torretas de vigilancia, las alambradas...

Hay tramos donde la parte baja de esa Kasba o centro histórico la ocupan los palestinos que, ante tanto acoso, han ido abandonando sus negocios, tiendas, casas, y el piso superior los colonos judíos, desde donde arrojan todo tipo de objetos a sus vecinos de abajo: piedras, botellas, enseres... por eso tuvieron que techar las calles con mallas. Entonces comenzaron a arrojar agua hirviendo, lejía y otros cáusticos. Todo con el fin de provocar su marcha

torres vigilancia en Hebrón


malla para que no arrojen objetos desde lo alto

Y todavía hay más. Tras la mezquita se extiende una amplia zona con edificios desiertos y avenidas solitarias, es la zona muerta, o “ghost city”: la ciudad fantasma”. Allí ya no vive nadie ante tanta tensión.
ghost city-la ciudad fantasma

Luego la H2 se continua con los asentamientos de Beit Romano, Beit Chasen, Kiryat Arba, el cementerio judío...
Y todo esto es lo que iba a visitar....
.
De Belén a Hebrón sólo había 37km

Era muy sencillo tomar el bus que partía cada h desde Belén-6 NIS-1´2€
bus Belén-Hebrón

Pero, mejor que el bus, eran los sheruts, furgonetas compartidas, que se apostaban frente esa parada y partían cuando llenaban, lo cual era rápido. 9-NIS-2´2€

sheruts
Un taxi eran 100Nis-25€

En el sherut pude integrarme con toda su intensidad en la vida palestina.

la doctora Seena

Mi trayecto fue fabuloso. Y duro emocionalmente. 
Me colocaron delante, al lado del chófer. Detras 4 palestinos jóvenes y, sobre todo, la encantadora Dra Seena con su amiga.
Cuando subió ví que todos le tenían gran respeto y la saludaban, dirigiéndose siempre a ella como doctora. Hablaba perfectamente inglés y le pregunté, conociendo entonces que no era doctora en medicina sino profesora de la universidad, de química.

Seena, era abierta, educada, culta. Me hizo de traductora con los demás. 

Los 30min de trayecto se me hicieron cortos, a través de ella todos se implicaron y mantuvimos una genial charla que abarcó desde esos temas tan espinosos a anécdotas.
Me contó que tenía familia en Jerusalén pero le era imposible visitarlos pues ¡ya me dirás!: profesora, y además de química, ¡eso era un peligro!, con lo cual Israel no le concedía el permiso. Todo ello explicándomelo con su sonrisa tras la que se amagaba su resignación, ¡Esa era su arma, sin ella entonces sí estaría ya rendida!
Desencanto que me confesó sí estaba arraigado en sus alumnos pues no veían futuro, salida alguna.

La escuela era gratuita, la universidad de pago. Las clases se daban en árabe, y junto alguna otra lengua según quien patrocinara esa escuela, generalmente inglés.

Y, así, el sherut avanzaba circulando por una carretera de doble sentido, densamente poblada, donde las torres de vigilancia se sucedían. 
Porque también a lo largo de ella había numerosos asentamientos israelitas. Estos poseían su propia escuela, supermercados, (de hecho pasamos al lado de uno muy grande, exclusivamente para judíos)

asentamiento

Se alternaban esos asentamientos con poblaciones palestinas. 
En Elaruca había una universidad. 
Haalquul era una localidad mediana en tamaño.
Y de esta forma llegamos a Hebrón

La población palestina más grande, con 160000hab. También con el mayor asentamiento sionista-7000 hab.
Entramos por su sector H1.
Atravesamos una amplia avenida, populosa, con modernos centros comerciales. 
Nos dejó en la estación de sheruts sita frente la plaza de la torre del reloj.


Desde ella se accedía a la Kasba 


Sólo poner un pie en ella se me acercó TALAL que se prestó a hacerme de guía.

TALAL-
Tf-0598635434
Talalai@yahoo.cam

hipersimpático, majísimo. Me mostró Hebrón y fue un guia de 10.



Nada más entrar en la Kasba me fue mostrando las torretas de vigilancia y explicando la situación.



Ese centro histórico era muy atractivo. Un zoco que te introducía de lleno en aquellas ciudades bíblicas.


Pero esa torreta, ese soldado fuertemente armado, esa alambrada, ese techo de malla para detener los objetos arrojados por los colonos que habitaban el piso superior, ese muro que cerraba bruscamente el acceso a una calle porque se comunicaba con la zona H2, con lo cual habían arrebatado ese tramo impunemente al zoco, te devolvía enseguida a la durísima realidad



pasos tapiados
torres vigilancia

Talal me fue presentando a sus vecinos. Allí aguantaban, irreductibles ante la presión, manteniendo su tenderete abierto, aunque muchos ya cerraron.
Uno de ellos cada día se sentaba en su silla frente una de esas torres de vigilancia. Como en un duelo. Tú me vigilas, yo te vigilo. 

Me colocaba en el lugar de ese palestino y me inundaba la rabia, el dolor por sentirse desamparado, sin medios para luchar por sus derechos. Me ponían el lugar de ese israelita, en su caso convencido de que aquella tierra era suya y había de luchar por ella. ¿Y quién detenía esto?...

A más avanzamos hacia la Mezquita ese zoco se volvía más solitario, con más tiendas cerradas. 
Un silencio sobrecogedor lo envolvía todo. 
Y llegamos al acceso a esa MEZQUITA DE LOS PATRIARCAS.
Las medidas de seguridad eran exhaustivas. Primero se había de pasar un torno escalofriante


soldados ante la mezquita

Enseguida los soldados se acercaron metralleta en mano y grueso chaleco antibalas. 
Conocían a Talal, quizá por ello sólo tuve que mostrar el pasaporte, pasar un registro y un par de preguntas. ¡Ni me imagino cómo puede ser aquello con la situación caldeada...!

LA MEZQUITA DE LOS PATRIARCAS:
Exteriormente era un mazacote sobrio, de color ocre, almenado, sin ornamentos. Más parecía una fortaleza. Un minarete cuadrado se alzaba sobre el resto.


Hasta 1994 en que Goldstein cometió su barbarie el recinto era compartido por judíos y musulmanes, aunque a distintas horas.
A partir de ese hecho la mezquita se dividió y cada uno ocupaba su respectivo lugar con su entrada independiente.

Los cristianos podían entrar por cualquiera de los dos lados.
Yo lo hice con Talal por la parte musulmana. 

Primero pasé bajo un arco que me retrotrajo a la mezquita de Córdoba, con sus franjas. 
Se ascendía una escalinata (por supuesto con sus cámaras de vigilancia) y un segundo arco ya daba paso al recinto

Atravesé diversas salas de oración que me desembocaron en la principal con el mirhab y, lo más importante, dos grandes sarcófagos que tenían la forma de una casita, con la base trapezoidal en franjas y el techo negro




En sendas esquinas había otras dos salas de pequeño tamaño, hexagonales, en las que sólo cabía un gran y alto sarcófago de llamativo color verde

Allí estaban Abraham, Isaac, Jacob, Sara... 

Tras estas salas, hacia la otra pared, se escuchaban las letanías de la comunidad judía que ese momento estaba orando. Solo eran centímetros lo que separaban a unos de otros y, sin embargo, la distancia parecía sideral.

Talal me mostró el impacto de las balas de Goldstein


LA CIUDAD FANTASMA Y LOS ASENTAMIENTOS
Frente la mezquita había una amplia explanada, allí se tomaba el bus judío hasta Jerusalén. Más o menos cada hora. Blindado y usando una vía directa.


Estaba dentro de la zona controlada por Israel.
En las inmediaciones se extendía un barrio desolado, vacío. Era la zona muerta, la ciudad fantasma.

La ciudad fantasma

Aquella era una visión apocalíptica, estremecedora. ¡En esto quedó Hebrón!


Tras ella se extendían los asentamientos de Beit Romano, Beit Chasen, Beit Hadassa, una base militar y el cementerio judío.

Exclusivamente a esta zona sólo podían pasar judíos, aunque aún resistía alguna vivienda palestina y una escuela. A estas sólo se podía acceder por un corredor fuertemente vigilado. 
¡Os podéis figurar cómo era el acceso de los chavales a esa escuela!: siempre acompañados de voluntarios o de observadores internacionales, no impidiendo esto las imprecaciones o que de vez en cuando les arrojaran algún objeto.

Volvimos a salir por el checkpoint y pasar a la Kasba, con su silencio, su tensión.  

Pero a más nos acercábamos a la plaza del reloj la algarabía aumentaba, el mercado ahora estaba en plena efervescencia.


Cualquiera comerciaba con lo que podía.


Con Talal y sus paisanos nos tomamos un aromático té en uno de esos cafetines.

Por último me condujo hasta la cercana estación de buses. 
Usaré el transporte palestino. (La otra posibilidad era ese bus directo judío) 
Una estación moderna, en un buen centro comercial. 
Esa era otra Hebrón, ¿y cuántas llevaba ya distintas? 
Las anteriores me las esperaba, sabía lo que iba a descubrir, esta otra me vino de sorpresa, con esos centros a la última. Es la Palestina que busca su futuro.


Me despido del gentil Talal que me depositó (literalmente) en el sherut que llevaba a Belén, 
9NIS-2€, allí transbordé al bus 21 que iba a Jerusalen, 8NIS-2€,
En él hube de pasar el control de seguridad


Yo podía salir. Los palestinos precisaban un permiso. 










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